Sigue mi recorrido por el país y ahora, me pasé cerca de 4 semanas en Huauchinango, Puebla.
Confieso que me la he pasado increíble y que además, la gente de la que me vi rodeada, además de amable, ha sido clave en mi aprendizaje de temas diversos, pero sobre todo, personales.
Nunca he empatado con aquellos que hablan de politica, cambios, revoluciones, pobreza o cualquier otro tema que requiera involucrarse, si no lo hacen involucrados.
Los cambios siempre requerirán de esfuerzo, lo sé.
No es lo mismo hablar de pobreza, que vivir en ella o compartir el pan con quienes la padecen.
No será nunca lo mismo, compartir información en facebook, que salir a la calle a enseñar a la gente.
No sabes la riqueza de tu país, si no te pierdes entre sus campos, en sus caminos o en sus montañas...
Hoy mis ideas se van aclarando.
Mantengo la postura y ahora, hablo de cosas que conozco.
Comparto el pan con niños que llevan días sin comer, me siento a la mesa de mujeres que cargan a sus bebés en rebozos de colores mientras echan tortillas, recorro enormes distancias con gente que busca comunidades para enseñarles, para ponerlos al pie de lucha y para contarles, que pueden tener ayuda si se organizan.
Les hablan de cambio, de revolución, de gobiernos injustos y les explican que aún les quedan opciones, que sí hay caminos y que tienen derechos.
Increible! Muchos no saben que tienen derechos.
Pero así pasaron esos días allá, caminando entre el lodo, abordando un auto movido entre la espesa niebla de los cerros, caminando entre matorrales como en las peliculas, haciendome entender entre personas que solo hablan nahuatl, entre personas que no saben escribir ni leer...
Y mantengo la esperanza, hay mucho trabajo, hay caminos, hay oportunidad, solo falta decidirnos y cambiar, involucrarnos y sobre todo, comprometernos.
Así van pasando mis días, aprendiendo, conociendo y esperanzando...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario