10 de enero de 2005

El Greñas

El greñas tuvo mala estrella desde el momento de su concepción… ese mismo día por la tarde, su padre fue cruelmente atropellado por un camión de coca cola, muriendo al instante…
Su madre, hija de buena familia, fue repudiada desde que comenzó a notársele el embarazo…
Así fue creciendo hasta que llegó la hora de su nacimiento…
Fue el primero de nueve hijos, ahí empezaron los problemas…
A menos de un mes, el greñas estaba abandonado a su suerte…
El pobre, vio su estrella brillar cuando una buena familia se apiadó de él y lo recogió. Cumplido el año, el greñas era feliz, tenía una familia y un hogar, un techo donde cobijarse y alimento…
Pero su estrella se apagó cuando la familia pensó que era lo suficientemente grande para echarlo de nuevo a la calle.
El greñas nunca entendió por que si él amaba a su familia, si había dado lo mejor, debía vivir así, por que debía aprender a pelear por comida, a correr entre autos para no morir como su padre...
Su destino era ahora, ser callejero… y lo aceptó.
Aprendió a defenderse después de varias palizas, aprendió a robar para vivir a ser cruel si era necesario y vivir solo…
Un día en una riña, le sacaron un ojo, dolió mucho, pero no había a quien recurrir, ni quien se preocupara por sus míseros huesos… y que le hacía? Así son las calles, se decía. Había otros que perdían la vida, él tenía suerte…
Pasaban los años, el greñas estuvo cada vez más acostumbrado a la calle, hasta que se topó con aquella mirada que le robó el corazón…
Era Jose, una chica de veintitantos que se acercó, que le dio una oportunidad, que creyó en él…
Empezó a vivir con ella y no necesitaba nada más, Jose era todo para él.
El greñas, agradecido, cambió su vida, dejó de robar, dejó las calles y las riñas y se dedicó a ella por completo…
Salían a correr por las mañanas, en las tardes iban al parque o a caminar por ahí, el greñas creyó de nuevo en el amor…
Dicen por ahí que todo lo bueno se termina, y dicen bien…
Jose llegó un día con la noticia de que se iba, era por trabajo, obviamente, el greñas no estaba incluido en su futuro…
Una vez más, la vida le dijo que la felicidad no era para él… y se fue.
El greñas ya no era como antes, no era tan fuerte y además le faltaba un ojo…
La vida en la calle se complicó, ya no era fácil robar ni alimentarse, ahora veía claro que la muerte lo rondaba… no le importó.
Ni a él ni a nadie, así que con todo y su tristeza caminaba por las calles, hasta que la historia se repitió, la vida le dio un golpe bajo, el último…
Un coche lo arrolló, pero no alcanzó a matarlo, se quedó ahí, tirado a la orilla del camellón, sintiendo como reventaba cada una de sus vísceras…
Fueron días… nadie se molestó siquiera en mirarlo y él no pedía ayuda, solo quería morirse de una vez…
Pero tardó.
Su mala estrella le había marcado el destino, y su peor error era ser lo que era…
...un perro callejero….

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