Aún recuerdo aquel día, me reponía apenas de una operación que me tuvo fuera de combate por un mes y llegaste al trabajo para acompañarme a casa. Sabía que algo no andaba bien por que no sonreías, mucho menos me besaste.. llegamos a casa como todas las noches y te serví la cena. Me miraste fijamente y adiviné lo que seguía. Con una voz firme y un tono serio me dijiste: Ya no te amo.
No recuerdo nada de lo que dijiste después por que, tu frase seguía retumbando en mi cabeza y en mi alma...
Cómo podía ser que hubieras dejado de amarme? Por qué ahora venías tan crecido a terminar con mis sueños? Quien te daba derecho a terminar con algo a lo que yo intenté dar punto final tantas veces? Quien te creías?
Y muy seria te respondí: Me alegra que tomes por fin una decisión y seas firme, te prometí no hacer preguntas así que ojalá te vaya bien.
Todo lo que pasó después es solo un montón de ruidos indescifrables e imágenes borrosas.
Guardé cada cosa que me regalaste en una caja de cartón, te escribí una carta y me despedí de ti.
Pasaron innumerables horas de dolor y desesperación, te busqué un par de veces creyéndome fuerte y calculadora, pero no. Solo terminé con la dignidad pisoteada. Me pregunté muchas veces qué harías con el cuadro que te regalé, aquél dónde nos veíamos tan felices y enamorados. Quise llamarte para pedírtelo antes de que lo vendieras en algún tianguis, pero no, no quería guardar evidencia de tu presencia en mi vida, así que te borré, te eliminé de ella y de cada recuerdo. Tiré la ropa que solía usar mientras salíamos, jamás volví a los lugares que frecuentábamos, me distancié de los amigos en común, te convertiste en tema prohibido para mis amigos y mi familia, borré las fotos, tu número de la agenda, pero me tardé demasiado en borrarme tu olor, tus besos y tu piel de la mía...
Un día, mucho tiempo después, apareciste de nuevo y moviste mi mundo con una carta que un día te escribí. Una carta que hablaba de mis esperanzas por que estuviéramos juntos para siempre. Pensé: "cuanto te habrás reído de cada pendejada que estaba ahí!"
Unas horas después, entendí que tu maldad, era natural.
Y abrí los ojos.
Después de muchos días y muchas lágrimas, logré recuperarme. No de la operación, si no de ti.
A este día, te digo que no te perdono, no tengo qué.
Te acepto como parte de mi vida, como una experiencia, como una persona a la que me he prometido respetar por el tiempo que compartimos y como una pieza clave en lo que soy ahora.
Sin ti, no habría logrado aprender la lección tan dura que la vida me enseñó, pero eso no te lo agradezco.
Siento haber apostado todo por ti, lamento haber creído que eras alguien distinto y no haberte aceptado como eras en realidad, discúlpame por haber querido hacer de ti una mejor persona.
Sobre todo, te ofrezco una disculpa, por haberte dado tanto sin que me lo pidieras.
Sí, acepto que también fue mi responsabilidad mucho de lo que pasó.
Acepto tambien, que aunque no me arrepiento, tampoco lo repetiría.
Y acepto, que por fin, hice las paces con tu recuerdo...
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