En mi intento por emparejarme con esto del gran tema, y sin afán de causar buena imagen, diré que no fuí traviesa.
Pese a que soy la más chica de 5 hermanos siempre fuí tranquila.
No considero travesuras al hecho de haberme clavado una varilla en el estomago, abrirme la pierna derecha con un cristal sobre el que me caí, desmayarme por caerme de una silla sobre la que me decían que no jugara o descalabrarme por saltar entre los sillones...
Lo que si recuerdo hasta el día de hoy, es que cuando tenía 5 años, se me hizo fácil irme con otro par de amigos a unas seis cuadras de mi casa a jugar afuera de una escuela.
El niño y la niña que me acompañaban eran hermanos y de mi misma edad.
No sé cuanto tiempo habremos estado lejos de casa, lo que si sé es que mi mamá entró en un pánico horrible al no encontrarme en el patio y salió despavorida a buscarme por toda la manzana.
Entre mis juegos gritos y brincos con mis amigos, escuché que alguien gritaba mi nombre pero creí que estaba enloqueciendo y los ignoré.
A los diez minutos de las voces, de la nada, surgió una silueta que no alcancé a distinguir y me sentí como animal en cacería..
La silueta me levantó del brazo y aprovechandose de mi desfachatez de usar un short, me acomodó semejante nalgada que ni el mejor psicologo podría hacerme olvidar...
Cabe aclarar que la mano santa era la de mi madre y hasta el día de hoy no le perdono esa golpiza que me acomodó, ademas, de que ni tiempo me dió de decirle: Yo no fuí mamá!!!
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