2 de noviembre de 2005

mis muertos...

intento recordar el nombre de cada muerto mientras pongo las veladoras sobre el altar.

no recuerdo todos, creo que muy apenas, la mitad.

maldita memoria. me digo.

pero mi madre tiene la culpa, nunca debió confiarme ese deber.

medio recuerdo las personas que deben visitarme, pero no recuerdo los nombres.

su madre, su abuela, su padre, sus cinco hermanas, su medio hermano, su sobrina...

no, tampoco los recuerdo a todos.

no es la memoria, me digo de nuevo.

es que solo tengo un nombre ocupandome la mente.

y mientras acomodo los petalos de sempasuchil recuerdo aquella frase:

" y pongo esta ofrenda para ver si ésta vez si vienes, para que te comas la escencia de la fruta y el pan, para que despues me la coma yo, pensando que tiene un poco de ti"

me pregunto si vendras.

me pregunto si comeras y te daras cuenta que me acordé de ponerte tus cigarros y una botella de tequila, que recordé poner tambien tu foto y tu nombre en la veladora.

que te nombré al principio de mis muertos...

que de verdad te extraño.

te habras dado cuenta ya, de que hace mas de tres años que moriste?

pobre de ti si piensas que aún te queda algo de vida...

4 comentarios:

BLACK STAR dijo...

Es verdad aveces la memoria nos traiciona... sobre todo cuando menos lo esperamos, un beso y una plegaria por todas las almas que nos visitan de vez en cuando...

Laudanum dijo...

este texto en particular me tiene la piel erizada... tus textos cada vez son más... no sé, no existe la palabra, pero sé que lo entiendes. Estás logrando hacer sentir lo que deseas. Me gusta.
Y un minuto de silencio por todos los desaparecidos.
Un beso Max.

ÓL dijo...

Pequeña Max:

Honrar a los muertos en la forma que sea está bien. Ser un fantasma de sí mismo, no.

Kramer dijo...

Siempre queda algo de vida, la muerte no existe, se interpretaría como ausencia de vida pero como todo tiene algo de vida, luego no existe.
Todos inmersos en rictus extraños, intentando descifrar un lenguaje visual que nos aprisiona con su complejidad dándonos solo un poco de su elixir para extasiarnos lenta y dolorosamente.