11 de agosto de 2005

Reflejo...

Te paras delante de ella.

Son tan parecidas que sientes como si te hubieses parado frente a un espejo.

Miras las altas y blancas paredes de su cuarto.

La miras a ella y te pierdes en tus pensamientos.

Te recuerdas hace unos años.

Con tantas ilusiones, con sueños, con ganas de ser algo tan distinto a lo que te has convertido!

Y le tocas las mejillas. Sientes el frío calándote los huesos.

La sigues mirando y ahora te inunda la nostalgia de lo que fuiste.

Te gusta lo que eres, pero jamás lo habrías imaginado.

Extrañas tus sueños.

Extrañas añorar el amor, buscarlo, dibujarlo en tus cuadernos con ojos claros…

Que pasó? Te preguntas en silencio.

Y te duele.

Sabes que fue ella misma quien te empujó a tu presente.

También que ella te necesita pero que no la ayudarás.

No es rencor, es, pura y mera ley de supervivencia…

Tocas su boca. Está seca.

La tuya se humedeció con besos que le robaste a otras bocas.

Sus ojos se ven cansados, los tuyos hace mucho que no saben lo que es llorar.

Sus manos…

Tienen ampollas de trabajar duro. Las tuyas también.

Su nombre, lo escogió su padre. El tuyo se lo robaste.

Su inocencia es obvia, la tuya, la escondiste sin recordar dónde.

Y sigues con los ojos clavados en su cuerpo.

Sabes, que aunque fueras igual, tu vida seguiría siendo la misma.

El olor de los antibióticos y antisépticos empieza a invadirte…

Estas tan acostumbrada, que no logra incomodarte.

Miras su cabello, negro, largo…

Sus ojos siguen cerrados.

Notas entonces que los tubos en su nariz le restan algo de belleza.

Su piel es mas clara, sus dientes se ven manchados de espera, sus pechos, jamás se vieron tan rendidos…

La aguja en su muñeca le ha sacado ya hasta la soledad…

Tú?

Te sientes peor que ella.

Al menos, sabes, que morirá pronto. A ti te espera aún, una larga agonía…

Y tu infierno espera.

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