Es tiempo de ocultarte en mi silencio, a éstas horas donde los ojos traicionan y el cansancio visita.
Es momento de saberte solo yo, no divulgarte, no hablar de ti frente a conocidos o desconocidos. Solo saberte yo y mi silencio.
Brindarte un instante donde cierre mis ojos y, solo piense en ti y no tenga que nombrar palabra alguna para decirte lo tanto que haces falta en mi cuerpo, en mi lenguaje, en mi andar…
Llevarte cada día oculta detrás de las palabras cotidianas, llevar el recuerdo de tu cuerpo aun fresco sobre mis manos sin que nadie lo sepa.
Guardarte celosamente dentro de mi y contarte sobre mi trabajo, mi familia, mis amigos, decirte en silencio que el perro no quiso comer hoy, que el calor cada tarde es insoportable, hablarte del tráfico que cruzo para llegar al trabajo, decirte, que aún recuerdo el rumbo de tu casa, los charcos inolvidables, la farmacia de la esquina, decirte, sin que nadie escuche, que aún te extraño y que en ocasiones, creo verte en la chica que saludo todos los días.
Quisiera poder mentirle a mi corazón y a mi conciencia con este hablar en silencio contiguo aunque sin ti.
Decirte que cada noche, rezo por ti aunque no crea yo en Dios, hablarte con mis caricias que se quedaron esperando tu regreso.
Es tiempo, de que nadie escuche como duele tu ausencia, tus besos, tus palabras sordas.
Es tiempo que nadie se entere que hablo de ti cuando callo, que nadie sepa que de ésta locura de hablarle a tus cosas u objetos como si todavía estuvieras conmigo.
Que nadie se entere que te convertiste en el silencio que guardan mis ojos.
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