Recuerdo que solía ser una niña muy tonta, siempre me dejaba dominar por el miedo si de amor se trataba...
Un día lo conocí, me enamoró su cara, esos ojos tan azules y su sonrisa tan exacta...
Me fuí colando en su vida, ganando terreno, aplicando estrategias...
Y llegó ella.
Él no pudo dejar de verla y ella se divertia con su cara de tonto...
Ella me había declarado la guerra desde el momento que se fijó en él, yo se la declaré cuando, enfrente de todos, le grité puta...
Aquello se volvió competencia y ganó...
Cada que me encontraban ella se encargaba de recordarmelo, lo tomaba de la mano y le daba un beso...
Yo fingía no ver, pero era inevitable...
Odiaba su sonrisa, esa que sin palabras, me decía: "soy mejor que tú"
Eso, simplemente, me jodia la vida...
Yo sabía que con lo fresa que era y su pasión por la fe cristiana, no habían pasado de un ñoño noviazgo, manita sudada y unos cuantos besos, no más...
Despues de un tiempo, los volví a topar...
Ella armó su show de siempre, pero esta vez, me mantuve atenta...
Vi su rostro (y vaya que lo vi!) cuando me miró sonreir...
No era tan tonta, sabía lo que eso significaba...
Era un sutil, (muuy sutil) : ya me lo cogí!
Oh sí!
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