13 de enero de 2005

Bla, bla, bla...

Yo movía la cabeza diciendo que no mientras él hablaba…
Al final me cansé y dejé de moverme… él seguía hablando…
Me sabía cada una de sus frases, cada uno de sus gestos así que miraba hacía otro lado mientras lo escuchaba repetir su bla, bla, bla…
No me di cuenta cuándo terminó, pero cuando volví la vista para buscarlo, él estaba tras de mi, callado, mirándome…
No dije nada, solo lo miré, sabía lo que estaba pensando, así que seguí tal cuál, quieta, casi sin respirar….
Para cuando puse verdadera atención en él, noté que tenía gestos nuevos, miradas que no le conocía de antes, aunque sus palabras fueran siempre las mismas…
Se quedó ahí, no sé que hora sería, empezaba a amanecer y hacía frío…
Después de un rato, tomó una silla y se acercó a mí, me tomó de las manos e inclinó la cabeza sobre mis rodillas… yo no me moví, no quería romper aquella escena en la que jamás me imaginé estar….
Quería reírme, soltar unas buenas carcajadas por aquello pero, me aguanté, él no hablaba, solo apretaba fuerte mis manos entre las suyas, nunca supe qué esperaba…
Iba justo a quitar mis manos cuando sentí una fría humedad corriéndome entre los dedos… me asusté.
Solté una de mis manos y levanté su rostro, vi sus ojos, recordé la primera vez que me topé con ellos, eso me había bastado para entregarle la vida y me costó caro…
Levantó la mirada y la clavó en mí, miré como le corrían las lágrimas sobre las mejillas, nunca lo había visto llorar así…
-estoy desesperado- dijo. Lo sé.
Y lo supe siempre, si él me buscaba era por que pensaba de algún tonto modo, que yo podía resolverle la vida…
Y volvió con las mismas palabras a pedirme perdón…
No quise carcajearme pero no pude evitar sonreír mientras me quitaba sus manos de encima…
En serio creyó que tanta lágrima y disculpa yo iba a sanarle el alma…!
No. Yo no puedo borrar pecados ni matar demonios…
Seguía llorando, arrepintiéndose del pasado, de las heridas que me causó… yo no pude evitar mas la risa…
Supongo que eso lo enojó, se limpió los ojos y me miró de nuevo…
Le dije que antes lo amaba y también que eso se terminó… él lo sabía.
Las lágrimas le comenzaron a llenar el rostro otra vez… ya estaba aburrida.
Jamás he creído en el arrepentimiento por que no creo que las heridas que causas puedan dolerte después de cicatrizadas…
Tomé mi suéter de la silla, le di un trago al vaso aquel, también tomé mis llaves, la poca dignidad que me quedaba y salí de ahí, para no volver…

No hay comentarios.: