3 de enero de 2005

Así de inevitable...

A veces me lo encuentro en la calle, afuera de mi casa, bajandome del taxi o saliendo del café...
No hay en donde esconderme, por donde dar la vuelta o para donde correr con tal de no topar su mirada...
Y... es que no puedo evitar, cada que lo veo, pensar en aquellos días, cuando estabamos enamorados, cuando me miraba y me decía tanto sin hablar, cuando los roces del cuerpo bastaban para entendernos, cuando su sonrisa era toda la luz que necesitaba...
Y no me termino de resignar a que ya no sea nada de lo que fue, que todo eso se acabó, que no hay manera de hacerlo regresar...
No ahora.
Por que, aunque se me despierten las ganas cada que lo veo, aunque me muera por besarle los labios, aunque para mi el deseo siga intacto, él no es mío...
No puede serlo... ella no lo permitiría... ni el contrato de compra-venta que firmaron con el juez un viernes en la tarde...
Pero nadie me preguntó... lo firmarón y ya, y con eso me quedé fuera, de su vida, de su futuro e incluso de sus amistades...
No me saluda cuando me mira, ni cuando por necesidad cruzamos palabra, ni cuando encontramos amigos comunes...
Y pasa...
Pasará, como todos los tragos amargos, como los terremotos aunque destruyan, como los huracanes que se llevan todo consigo...
Así de inevitable...

No hay comentarios.: