20 de octubre de 2004

Suicidio Asistido...

Hace tiempo, escribí esto, necesitaba desaparecer a Bukovsky de mi vida y resultó...
Mucho tiempo despues, volví a verlo, en ese encuentro, noté muchas similitudes con mi escrito... Hasta parecia que había visto el futuro...


Matar se tornaba cada vez más fácil…
Esta vez también era necesaria tu muerte, no podía más cargar contigo y, resultó tan bien!
Empezaste a beber como siempre, estabas entre amigos o al menos eso creías, bebiste hasta que tu mirada se perdió y no pudiste mas controlar palabra o movimiento alguno…
Me miraste, aun con alcohol en los labios me besaste y después te echaste a reír… te miré extrañada, mas por la risa que por el beso, dijiste que sabías que yo siempre sería la misma y… Te equivocaste.
Para variar mentí una vez más para verte, tu nuevo refugio facilitaba las cosas, un tercer piso y una ventana sin protección…
Eran como las tres de la mañana cuando todo quedó en silencio, tu hermano no estaba en casa y tus pocos amigos estaban sin sentido, ebrios…
Me sorprendió que no te hubieras caído dormido en alguna parte de la alfombra, me acerqué a la ventana y corrí el cristal… miré afuera, apenas se distinguían las figuras en la calle, no había luz y sentí como te acercabas a mí, sentí tu respiración detrás de mi oído, tus manos me rodearon por la cintura y me besaste el cabello…
Me excitaba preguntarme qué tan rápido morirías…
Te abracé y te puse primero contra la pared, después, más despacio, de espaldas contra la ventana abierta, comenzaste a hablar de mí, como solías hacerlo, por un momento quise arrepentirme, pero no, no sucedió…
Tomé tu rostro entre mis manos, te besé, primero suavemente, después con mas pasión y al final dejé que me amaras ahí, de pie, a oscuras y con el aire en mi rostro, me sentí sin fuerza un momento, me temblaron las piernas y te abracé fuerte. No sé si fue el alcohol o un rapto de lucidez, me sostuviste entre tu brazos con una fuerza que jamás había sentido pero, era el momento, aún no controlabas movimientos y con un poco de fuerza te empujé…
Sentí un suave viento en mi rostro, oí el golpe, no miré afuera, al contrario, caminé despacio…
En la mañana me despertó un grito, era algún amigo tuyo, estabas muerto, no me dejaron verte, dijeron que no lo soportaría, me quedé seria y pensaron que me dolía, no era del todo cierto pero los dejé creer…
Antes del funeral vi a tus padres, me disculpe con ellos y me miraron fijo…”no tienes la culpa” dijeron.
Tenían razón, yo solo te ayudé, tú fuiste quien cayó…
La hipótesis general fue suicidio, la mezcla de tu depresión profunda y el alcohol no fue lo más idóneo.
Lo siento por tu novia, la vi llorar, no sé si fue por que te extrañará o por que le dije que hicimos el amor…
No llore, jamás lo hago y a nadie le extrañó.
Fue lo mejor, ahora yo decidí y tú te cargaste las consecuencias…
Siempre dijiste que estabas muerto mientras nadie declarara lo contrario, dudo que alguien lo haga ahora.
Tengo fotos y cartas tuyas, quizá las queme o quizá las guarde para mirarlas alguna vez y recordarte…

Sí, tambien estabamos juntos en un tercer piso, en una fiesta, los amigos ebrios... pero la protección de la ventana hizo la diferencia...

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