27 de octubre de 2004

Capitulo Cuatro

Sí, esta historia va lenta, pero va...
Así que hoy le toca a el capitulo cuatro...


Pasó lo mismo que me pasaba siempre con Ana, me quede ahí, esperando, callada y sin siquiera pensar en lo que pasaba frente a mis ojos, no quise mas ver su dolor y me escondí, intente borrar las lagrimas en su mejilla de mi cabeza y corrí a la cantina, saque una botella y empecé a tomar, Emma no había regresado aún, así que lo mas seguro era que no lo hiciera ya.
Bebí hasta que no hubo mas, la mitad de mi cuerpo estaba adormecido y tire la botella vacía, mire a mi alrededor, fije los ojos en el espejo tras la barra, me mire ebria por primera vez en mi vida, la risa se me hizo incontenible y estallé en carcajadas, no me podía controlar, era divertido verme así, sin ataduras y sin miedos, sin recordar en ese momento el sentimiento de aquel hombre que me había calado tan hondo que me dolió…
No pensaba en nada mas que en mi, en lo que haría de mi vida y en como iba a guiarla, pensaba en todas las cosas que había soñado y en que esta vez no había excusas para no conseguirlas, esta vez, iba a tenerlo todo…
No supe cuando me quedé dormida, solo sé que me despertaron los gritos de Emma en la mañana, gritaba como desesperada, parecía que ella también había tenido una mala noche, o quizá la mejor de su vida…
Emma tenía los ojos claros, grises, la piel blanca y el cabello rubio hasta el hombro, siempre se sujetaba el pelo con un broche en media cola, se pintaba los labios rojos y usaba las uñas largas, sin pintar pero siempre limpias, cuando yo la miraba parecía una extraña versión modificada de Ángela, ella era, o había sido, la mejor amiga que pudiera haber tenido Emma en su vida, y la dejó…
Al abrir los ojos la miré, tenía dibujada una sonrisa pero no parecía ella, gritaba, gritaba cantando, gritaba con poca voz, y de pronto, gritaba con lágrimas en los ojos.
No entendí bien que era lo que estaba sintiendo, yo sentí que la cabeza no tardaría en estallarme pero no le pedí que se callara, la deje hacer lo que se le diera la gana, total, estaba sola y yo no le importaba, Ana tampoco, no había siquiera preguntado por ella en el mes que llevaba lejos.
Y que? Yo ya estaba acostumbrada a la indiferencia.
No hablamos sobre aquel día, yo fingí que ella no había parecido loca y ella fingía que no me había encontrado aún ebria.
Yo seguía mas preocupada por aquel tipo que por lo que le pasaba a Emma o incluso o a mi, desde ese día yo no vivía sin tomar una copa, a cualquier hora, con comida o sin ella, al despertar o antes de acostarme, lo importante era tomarla y pensar que al día siguiente todo iría mejor.
Había pasado no se cuanto tiempo cuando volví a sentarme junto a la ventana y espere verlo salir, no sé a que hora era que el llegaba pues yo solo lo miraba alejarse de ahí, solo y con su libreta, no sabía si tenia una vida además de la burbuja, no se que tanto de su tiempo le dedicaba a estar allí, no sabia siquiera como debería dirigirme a el si algún día lo encontraba por casualidad en mi camino…
Que imbecil!
Para empezar yo ni siquiera salía de casa y para terminar yo no creía que el pudiera tener algo de interés en esa calle además de aquel bar…
No recuerdo si dormí aquel día, solo se que aquella fue la primera de otras tantas noches, que no lo vi salir…
Mi mente empezó a imaginar un sin fin de cosas, que si estaba casado, que si tenia hijos, que si se había quedado dentro cogiendo con alguna prostituta, que si estaba quizá ebrio y tirado en algún lugar, que si tenia un trabajo y no había podido llegar, que si no sé cuantas cosas mas…

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